Helado de lágrimas
Hay que ir guardando las
lágrimas
durante todo el invierno en
dos frasquitos.
En uno pondremos las lágrimas
del llanto;
en otro, las de la risa.
No os fiéis de los que venden
en las heladerías;
son de lágrimas falsas,
importadas de Egipto,
lágrimas de cocodrilo.
Mejores son las caseras:
las de la abuela cuando
cumple años,
o las de papá cuando
corta cebolla.
Batir luego con azúcar
y aguardar a que cuajen
en el congelador.
El helado de lágrimas de risa
sabe a sombrilla mandarina.
El de lágrimas de llanto,
a flor de penumbra.
José Antonio Ramírez Lozano
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